sábado, 3 de diciembre de 2011

La diferencia entre “prestar” y “ser” un servicio público


La dicotomía público/privada no es nueva y ha hecho que se viertan ríos de tinta explicando las diferencias entre los dos conceptos, incluso es posible que siempre haya estado de moda el debate, pero desde el punto de vista educativo,ahora más que nunca, nos parece necesaria una reflexión. No corren buenos tiempos, si alguna vez los hubo, para lo público, y por ende para la educación pública; ésa que nos une a todas las federaciones que formamos CEAPA y que justifica nuestra razón de ser. Repetimos con frecuencia que defendemos la Escuela Pública, porque es la que garantiza el acceso universal a la misma con igualdad de oportunidades. Sin embargo, no sé si estamos siendo verdaderamente conscientes de que, en estos momentos precisamente, corre serio peligro de desaparecer la igualdad de oportunidades, es decir que todos los ciudadanos independientemente de nuestro origen, sexo, condición social, económica, religiosa o cultural, adquiramos una formación de calidad que nos capacite para desenvolvernos con garantías de éxito en nuestras vidas.


Al problema actual de que desde políticas neoliberales se apueste por lo privado, invadiendo lo público, se une además una corriente, supongo que no muy bienintencionada, que siembra la confusión entre la idea de prestar un servicio público y serlo, confundiendo interesadamente a la ciudadanía. En el ámbito que nosotros nos movemos, la educación, se ve claramente esta  situación. La educación es un servicio público que puede ser desempeñado por los colegios públicos o por los colegios privados-concertados. Sin embargo, los centros concertados no dejan de ser privados en ningún momento y lo son porque sus dueños son particulares (no nos olvidemos que etimológicamente el término privado significa lo que atiende a lo particular, frente al término público que significa lo de todos), con un modelo de gestión y rendición de cuentas privado, que obedece a intereses concretos (en España generalmente órdenes religiosas católicas), frente a la transparencia y rendición de cuentas exigidas a las escuelas públicas. La educación es un servicio, nunca un negocio, lo  que hace que los alumnos y las familias de los centros públicos seamos usuarios mientras que los de un centro concertado acaben siendo clientes.En estos momentos, más que nunca, debemos reivindicar la subsidiariedad de la escuela concertada, porque sólo desde la Escuela Pública y desde los servicios públicos, en general, podemos garantizar una sociedad verdaderamente democrática.


Juan Ballarín Forcada
Presidente de la Federación de APAS de Aragón (FAPAR)

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