viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Qué hemos hecho para merecer estos dirigentes políticos?

PLENO MUNICIPAL (27-12-12)

De nuevo se rechazan las alegaciones al Presupuesto municipal, presentadas en defensa de la educación pública, sin diálogo ni argumentaciones de fondo.
 

La torpeza de la alcaldesa da relevancia a la marea verde al expulsar, haciendo uso de la policía, a un asistente por llevar una camiseta en defensa de la educación pública. ¿De qué tiene miedo la alcaldesa?

Una vez más, qué poca cultura democrática en quien más la debería tener.


 

Veintisiete de diciembre de dos mil doce. Sesión ordinaria del Pleno del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Si se hubiera celebrado al día siguiente, pensaríamos que todo ha sido una inocentada. Pero no. Independientemente de cuestiones ideológicas, independientemente de estar o no de acuerdo con el fondo, volvemos a constatar lo lamentable de las formas. Es indignante, y muy preocupante, ver la mediocridad y la falta de nivel político de gran parte de “los que mandan” en Pozuelo.
Como nosotros no somos como ellos, sí vamos a poner algunos ejemplos concretos y a dar argumentos.

Alegaciones al Presupuesto para el año 2013

Como el año pasado, se presentan alegaciones contra el presupuesto municipal para el año 2013. Veinte de ellas, presentadas por APAs de centros educativos de Pozuelo y por ciudadanos a título individual, se basan en que los recortes en educación son muy superiores a los aplicados como media, y en que nuestro equipo de gobierno no parece darse cuenta de que el dinero empleado en educación no es un gasto, sino una inversión que termina siendo rentable en todos los sentidos.

Por respeto a la inteligencia, nadie debería negar que la política del PP está afectando muy negativamente a los servicios públicos esenciales. Pero vaya si se niega. En este caso, lo niega Dña. Isabel Pita, concejal de Hacienda, que dice en el Pleno que la educación, en Pozuelo, no se ha visto perjudicada. Como el año pasado, D. Carlos Ulecia (¡concejal de educación!) no interviene en absoluto en este punto.



Todas las alegaciones son rechazadas por errores formales. Posiblemente sea verdad, los que las hemos presentado no estamos acostumbrados a manejarnos con presupuestos de esta complejidad (y, a menudo, de esta opacidad). Pero el objetivo está cumplido: queda constancia de una protesta ciudadana en defensa de la educación pública de calidad; por desgracia, también queda patente el desinterés o la incapacidad de los responsables políticos en la materia en defender con diálogo y argumentos sus decisiones.

La alcaldesa expulsa a un ciudadano por llevar la camiseta de la marea verde

Durante la celebración del Pleno una persona del público asistente, miembro de nuestra Plataforma, se quita el jersey y descubre que lleva debajo una camiseta de la marea verde. No hace nada más: no se levanta, no gesticula, no grita ni habla ni susurra. Sin embargo, la alcaldesa interrumpe el Pleno para decirle a nuestro compañero, con formas muy agresivas, que debe quitarse esa camiseta o abandonar la sala. Él se levanta y pregunta la razón, pregunta si a alguien le molesta que lleve esa camiseta. Los concejales de todos los partidos de la oposición manifiestan que, por su parte, no hay problema alguno. La alcaldesa da un argumento difícilmente rebatible intelectualmente hablando (algo así como“Yo dirijo esta reunión y no voy a permitir ningún circo”) y amenaza con llamar a la policía municipal. Finalmente, nuestro compañero es retirado por la policía, que fuera del salón de plenos le pide la documentación y anota sus datos.

En la camiseta pone: “Escuela pública. De todos, para todos”. Es verde, y tiene dibujitos de niños y niñas. ¿De qué tiene miedo la alcaldesa, qué le ofende de esta camiseta? ¿A qué situación estamos llegando?



Algunos concejales de la oposición preguntan en virtud de qué artículo del Reglamento Orgánico del Pleno expulsan a esa persona por llevar esa camiseta. La alcaldesa no contesta, seguramente no se lo sabrá de memoria, claro. Afortunadamente Almudena Ruiz, concejala de Recursos Humanos y Régimen Interior, indica a través de twitter que se trata del artículo 89. Ay, si no fuera por las nuevas tecnologías... Vamos a ver qué pone:

Reglamento Orgánico del Pleno del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón.

Art. 89. Mantenimiento del orden en las sesiones públicas.
1. El presidente velará, en las sesiones públicas, por el mantenimiento del orden en los espacios reservados al público asistente.
2. Quienes, en dichos espacios reservados al público, dieren muestras de aprobación o desaprobación, perturbaren el orden o faltaren a la debida compostura, serán inmediatamente expulsados del Salón de Plenos por indicación del presidente.

Pues no parece que la camiseta en cuestión suponga alteración del orden público o falte a la debida compostura. Más bien lo hubiera supuesto si nuestro compañero, obedeciendo a la alcaldesa, se hubiera quitado la camiseta y se hubiera quedado desnudo de cintura para arriba. Incluso pensaríamos que quien ha perturbado innecesariamente el orden y ha faltado a la debida compostura ha sido la propia alcaldesa generando innecesariamente esta situación, este circo. Quizás, en un ejercicio de estricta aplicación de la ley, debería haberse expulsado a sí misma.

O quizás nosotros no sabemos interpretar dicho artículo, que en realidad quiere decir algo parecido a lo siguiente: El alcalde decidirá en cada momento, arbitrariamente y sin tener que justificarlo, qué supone una alteración del orden. Que para eso es el alcalde. Proponemos la modificación del Reglamento en este sentido, para que no haya malentendidos.

Más allá de cinismos que ofenden doblemente, es obvio que el PP no defiende precisamente un modelo público, universal, gratuito y de calidad para los servicios fundamentales. A modo de ejemplo y sin ir más lejos, en este mismo Pleno presenta una moción en apoyo del Plan de medidas de garantía de la sostenibilidad del sistema sanitario de la Comunidad de Madrid (o sea, la puerta de entrada a la privatización del sistema sanitario público), que es aprobada con el voto en contra de todos los grupos de la oposición. Pero, por encima de ideologías, es absolutamente exigible para todo el mundo, y especialmente para quien tiene el poder, el respeto a la democracia. Una vez más confunden haber ganado las elecciones con poder hacer lo que quieran. Es al revés, señores: como le dice el tío Ben a Peter Parker, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. O, si prefieren otra fuente de más solera: “A quien se le dio mucho se le podrá exigir mucho” (Lc 12, 48). Señora alcaldesa, ya imaginamos que no le gusta mucho la escuela pública, pero de ahí a criminalizar una camiseta que la defiende va un abismo. ¡Si incluso la podría llevar su concejal de educación, que tiene las competencias al respecto y se supone que está de acuerdo con el lema!, ¿verdad?

Democracia ficticia, o cómo no hace falta contestar a lo que te preguntan


Nuestros responsables municipales deben de pensar: “para qué voy a responder lo que me preguntan los de la oposición, si los del congreso de diputados tampoco lo hacen, lo ve todo el mundo en la tele y no pasa nunca nada”. Y vaya si actúan en consecuencia. Revisen en el acta de sesiones, por ejemplo, las respuestas de D. Pablo Rivas, portavoz del Grupo Municipal Popular (suponemos que eso es justo lo que valoran quienes lo eligen, pero qué imagen más lamentable). Pero como estamos hablando de Educación, nos fijamos en el concejal del ramo, Sr. Ulecia. Ante la pregunta concreta de la concejal de I.U. sobre los inminentes cambios en los centros educativos del municipio, algunos ya confirmados y otros aún no oficiales pero conocidos ya por todos, y la transparencia de estos procesos, no ha respondido a ninguna de las cuestiones peligrosas, suponemos que para evitar que dichas respuestas le comprometan en el futuro, si miente y luego se descubre, o le dejen en evidencia, si dice la verdad. Pero, ¿y el compromiso con la ciudadanía, y la obligación de justificar el sueldo, y la vergüenza torera? Por seguir con citas del mismo libro: “así conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn, 8, 32). Sr. Ulecia, queremos ser libres; colabore usted un poco.

En fin. Otro espectáculo con el que no sabemos si reír o llorar. Animamos a todos los vecinos a acudir a los Plenos y ser testigos de estas situaciones. ¿Que no resulta fácil porque siempre tienen lugar en horario de mañana? Recordamos que se han presentado varias peticiones, algunas por parte de esta Plataforma, para que los Plenos se repartan en horario de mañana y de tarde, de modo que sea más fácil la asistencia de los ciudadanos. Siempre se ha rechazado esta solicitud por parte del Gobierno municipal. ¿Por qué será?

En momentos como los actuales animamos a todos los ciudadanos a defender más que nunca sus derechos. Con respeto, siempre pacíficamente, pero sin dar un paso atrás.

Abuso de autoridad


Ayer asistí  al pleno del Ayuntamiento de Pozuelo. En un momento del mismo, me he quitado el jersey y he dejado que se viera mi camiseta verde, en la que está escrito un emblema que todos conocemos. No ponía Lacoste, ni Dolce Gabbana, ni University of Columbus, ni Universidad Francisco Vitoria —si hubiera sido así, seguro que nadie hubiera dicho nada y nada hubiera pasado—, no, lo que ponía en mi camiseta era Escuela Pública de Tod@s para Tod@s (no me gustan las frases con arrobas, pero que le vamos a hacer). Es evidente que a algunos les molesta sobre manera que reivindiquemos la Escuela Pública como un bien social (aunque sea de forma silenciosa), porque la señora alcaldesa me ha echado de la sala.

No voy a decir que se tratara de un acto inocuo, porque mentiría si dijera que esa era la intención. Evidentemente, se trataba de un acto de protesta, civilizada, respetuosa y callada. Por eso, lo que más me preocupa no es tanto el hecho de la reacción ante la camiseta verde (podía ser perfectamente del Corte Inglés en la que se leyera su lema de navidades que dice “De Todo para Todos” y ellos hubieran pensado que se trataba de la de la marea verde igualmente). Lo que me preocupa es el hecho de la criminalización del pensamiento. Yo no he dicho nada, he estado callado, únicamente, cuando la alcaldesa ha parado el pleno y me ha impelido a quitármela (¡Dios mío, si llego ha hacerlo con este pecho peludo que tengo!) he argumentado que solo ponía Escuela Pública y he preguntado si es que alguien tenía algo en su contra.


Por mucho que se empeñen, no pueden prohibirnos expresarnos respetuosamente a través de las imágenes y los símbolos, si lo consentimos, lo que hoy ha ocurrido en un espacio que simboliza (o debiera simbolizar) a los poderes emanados del pueblo, mañana ocurrirá a sus puertas y pasado mañana en cualquier lugar que juzguen no adecuado, para terminar decidiendo sobre lo que se puede pensar y lo que no. No es una exageración (ojalá), ni tampoco algo ajeno a la historia.
 Por cierto, y para concluir, como lo he leído luego el resumen del pleno, quiero contestar a las declaraciones de los concejales del grupo mayoritario en el Ayuntamiento que, aunque por supuesto no solo no tengo nada en contra de la militancia y las acciones organizadas por los partidos políticos (si no recuerdo mal ellos forman parte de uno) yo no pertenezco a ningún partido político, podría, pero no, pertenezco a una Plataforma ciudadana, compuesta por ciudadanos, madres, padres, profesores y alumnos, unidos por la preocupación y la defensa de los valores que se encarnan en la educación pública, dos principalmente: el pluralismo y la libertad de pensamiento.


Ayer lo dijé en silencio, ahora lo digo en alto NO AL DESMANTELAMIENTO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS. ESCUELA PUBLICA, SANIDAD PUBLICA, JUSTICIA PUBLICA.

Antonio Perla
Miembro de la Plataforma
(Aunque mi nombre no importa, porque actuó como miembro de una de las Plataformas en Defensa de la Enseñanza Pública, la de Pozuelo y Aravaca).









lunes, 17 de diciembre de 2012

DESPILFARRO EN ÉPOCA DE RECORTES

La Plataforma por la educación pública de Pozuelo y Aravaca denuncia que en el actual contexto de recortes que sufren los Centros educativos del municipio, se apruebe la construcción de un Centro integrado de educación pública en Pozuelo de Alarcón por un importe superior al 1.000.000 de euros, mientras se recorta por otro lado en el resto de los Centros educativos del municipio.

La Comunidad de Madrid con fecha 22 de Noviembre de 2012 y a través de la Consejería de Educación aprueba la ampliación de seis unidades de Secundaria más dos laboratorios en el Colegio Príncipes de Asturias de Pozuelo de Alarcón por un importe de 907.264 euros, más la ampliación de comedor del mismo centro por un total de 183.673, lo que supone más de un millón de euros destinados a la ampliación de un Centro no necesario.

En algunos de los Institutos del municipio, los directores solicitan ayuda a las familias para pagar los gastos corrientes de los centros educativos, debido  a que los recortes de la asignación del presupuesto de gastos de funcionamiento no les permiten “llegar a fin de mes”.

Al mismo tiempo que se construyen estas nuevas aulas, la decisión de reunificar Institutos dejará aulas vacías en los mismos. Con el objetivo de reducir gastos, (según la Administración Educativa), se reunificarán dos Institutos en Pozuelo, uno se destinará a los ciclos formativos de FP (IES San Juan de la Cruz), y otro será destinado solo para ESO y Bachilleratos (IES Gerardo Diego). Además de los problemas generados por el traslado de alumnado y profesores de un lugar a otro, sin contar con padres, directores de centro y profesores, se aumentará el ratio alumno /profesor, pues las líneas trasladadas serán cerradas, y absorbidas por el otro instituto sin crear ninguna nueva.

La Plataforma por la educación pública de Pozuelo denuncia este hecho: “No encontramos sentido a estas decisiones. Despilfarrar un millón de Euros en estos momentos, en la ampliación de un centro que no es necesaria! ¡Dejar aulas vacías, al tiempo que se construyen otras nuevas!. Desde la plataforma entendemos que la situación económica es difícil para todos, pero pedimos un diálogo abierto en cuanto a prioridades, transparencia en los presupuestos y consenso en las políticas que tanto afectan a los ciudadanos. Entre todos podemos encontrar alternativas más eficientes para resolver las demandas educativas de la población, y no sólo las de unos pocos….” declara su portavoz Isabel López.

A los padres y madres que se verán afectados por los traslados de Centros les parece injusto y contraproducente que esto ocurra sin contar con la comunidad educativa implicada, pues estos cambios afectarán a la calidad educativa docente de los Centros, que hasta ahora y con gran esfuerzo de profesores y padres funcionaban aceptablemente bien.

Por otro lado se oyen rumores que no podemos dejar de obviar, que también se pretende reunificar Centros de primaria en la localidad, aunque aún no se ha confirmado ni a directores ni a través de Claustros ni Consejos escolares, como ha ocurrido en el caso de los Institutos Camilo José Cela  e IES Gerardo Diego.


Pensamos que esta segregación del alumnado no trae ningún beneficio para la calidad educativa que reciben  los alumnos, y supone un trastorno para las familias y para los profesores de los Centros afectados. Supondrá más alumnos por aula, menos recursos y  Centros educativos especializados que rompe con el principio de igualdad que conlleva aparejado  la educación pública.

Y lo más sangrante es en este momento, una inversión innecesaria en la ampliación de un Centro educativo (CEIP Principes de Asturias), cuyo dinero aportaría más beneficio  a todos los centros educativos actuales de Pozuelo y Aravaca, sometidos en este momento a unos recortes brutales en recursos económicos y en profesorado.

También nos llama la atención, según Isabel López portavoz de la Plataforma, que el firmante de la ampliación del CEIP Príncipes de Asturias , el Director General de Infraestructuras y Servicios, sr. Gonzalo Aguado Aguirre, haya sido anteriormente alcalde de Pozuelo de Alarcón así como concejal de obras e infraestructuras del Ayuntamiento de esta localidad.




jueves, 13 de diciembre de 2012

CHARLA INFORMATIVA SOBRE LA LOMCE


Miércoles 19 de Diciembre a las 17:30 (Abierta a toda la comunidad educativa) 
Lugar: Colegio Asunción de Ntra. Sra. c/Tahona s/n
Organiza: AMPA Colegio Asunción Ntra. Sra.( Colegio Tahona)

El ministerio de Educación pretende aprobar en 2013 una Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), elaborada a espaldas de la comunidad educativa, de los grupos sociales y políticos, y de las Comunidades Autónomas. Los principales motivos de polémica son: 
- Una dirección nombrada a dedo por la Administración pasa a tener poderes absolutos en la gestión. 
- Una concepción mercantil de la educación, que antepone las necesidades de los mercados a la formación integral de los alumnos, y a la construcción de una sociedad más justa 
-La educación entendida como herramienta para la segregación y la exclusión. Aumenta el número de pruebas a lo largo de la etapa de enseñanza obligatoria y del Bachiller. Frente a los "recortes drásticos" en inversión pública en Educación, "abre la puerta a la concertación de todos los niveles educativos y la consiguiente privatización de la enseñanza" y establece un modelo de educación "competitivo”.


Si te preocupa el futuro de tu hijo, no te la pierdas
Os podéis bajar el cartel para vuestros Centros Aquí

Ponentes: 
Laura Vargas. Representante de la FAPA Giner de los Ríos,
Rafael Feito. Catedrático de Sociología. Experto en Leyes de Educación,
Un Representante del Ayuntamiento (sin confirmar)

domingo, 2 de diciembre de 2012

Abraza tu hospital.

Hoy se ha convocado a los usuarios  y trabajadores de los centros sanitarios públicos, a rodear con un abrazo de ciudadan@s nuestros hospitales como protesta por la privatización del sistema público sanitario. Esta iniciativa que parte de la Mesa en defensa de la sanidad pública, ha sido apoyada con éxito por miles de trabajadores sanitarios, pacientes de todas las edades, que hemos conseguido rodear el perímetro de los hospitales públicos de Madrid.

La mareaverde de Pozuelo/Aravaca ha estado apoyando esta iniciativa en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. Hemos  intercambiando información sobre acciones y apoyos con la mareablanca, porque tod@s a una defendemos nuestro patrimonio público, que tanto esfuerzo y dinero ha costado durante muchos años.

 Ahora el gobierno de PP quiere acabar con todo. No dejemos que esto ocurra.

Es importante en este momento la unión de todas las mareas en defensa de lo público para crear un maremoto de lucha por lo que es de tod@s y para tod@s. Si quieres poner tu grano de arena y manifestar tu disconformidad con las medidas sanitarias propuestas por el gobierno regional de Madrid, cuelga una sábana blanca en tu ventana

  SANIDAD Y EDUCACION PÚBLICA DE TODOS Y PARA TOD@S








viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Y TÚ? ¿TAMBIÉN PASAS?

DE QUÉ “PASAN” LAS REFORMAS DE WERT

-Pasan de considerar la educación pública un derecho universal y de dotarle con los medios económicos necesarios para alcanzar ese objetivo. Muchos centros ya están pidiendo a las familias dinero para mantener servicios.

-Pasan de considerar al profesorado, a los estudiantes y a los padres como protagonistas de la gestión educativa. Los directores se convertirán en jefes de empresa con plenos poderes.

-Pasan de convertir a los estudiantes en personas formadas en la tolerancia, la convivencia democrática o la igualdad. El mercado de trabajo es el único objetivo, y la formación resulta perfectamente prescindible

- Pasan de apoyar y fomentar las iniciativas de los centros y del profesorado para una mejor calidad de las enseñanzas.

El que quiera “extras” que las pague. Para preparar trabajadores no hacen falta excursiones, ni visitas, ni actividades alternativas.

DE QUÉ “NO PASAN” LAS REFORMAS DE WERT

- No pasan de entender la educación como un objetivo empresarial.La gestión económica se basa en reducir gastos y no en dotar a los centros de recursos suficientes ni en sacarles el mejor partido educativo.

- No pasan de entender la educación como una competición.El dinero llegará a los que obtengan mejores “resultados” y no a quienes necesiten más recursos.

- No pasan de ayudar a quienes sienten más próximos ideológicamente. A costa de financiar la educación privada sin preocuparles la segregación por sexos o por niveles económicos.

-No pasan de considerar a los profesores como simple mano de obra ni de aumentar sus horas de trabajo o reducir su salario en función de criterios economicistas. Su protagonismo como formadores de ciudadanos parece no tener mayor interés.

-No pasan de pensar que los padres no importan en la vida de los centros educativos. Quieren dejarlos sin voz en los Consejos Escolares, que son los órganos que rigen el devenir de los centros.

EN RESUMEN

Pasan de lo importante: las PERSONAS, niños, jóvenes, profesores y padres. Y, sobre todo, pasan de la EDUCACIÓN.
¿Y TÚ? ¿TAMBIÉN PASAS?

sábado, 24 de noviembre de 2012

¡LOS PELIGROS DE LA LEY WERT !

¿Sabías que con la Ley Wert no basta con aprobar todas las asignaturas de 4º de ESO o de bachillerato para obtener el título correspondiente, sino que habrá que superar además un examen externo o REVÁLIDA? ¡Como en lo viejos tiempos!
¿Sabías que?la Dirección de un Centro público ya no va ser elegida democráticamente por la comunidad educativa sino designada por la Administración? ¡Como en los viejos tiempos!

¿Sabías que en 2º ESO algunos estudiantes serán “canalizados” (sic) a vías muertas, desde las que ya no podrán acceder al Graduado en Secundaria? ¿Y que a los 15 años tendrán que decidir, de manera irreversible, si siguen un itinerario académico o uno profesional? ¡Como en los viejos tiempos!
Si no lo sabías, no te extrañes. 

 Es que NO nos lo están contando.

Hay un absoluto SILENCIO en los medios en torno a la nueva Ley de Educación y así, con el silencio cómplice también de la mayoría de los partidos de la oposición, quieren aprobarla sin darnos capacidad de reacción. En dos meses.
Desde Ciudadan@s por la Educación Pública queremos lanzar una campaña con VÍDEOS DE IMPACTO para explicar a la población (padres y madres, profesorado, estudiantes de hoy y de ayer) lo que suponen tres reválidas antes de llegar a la Universidad –a la que podrán ir muy pocos-, la segregación temprana del alumnado, la desatención a las criaturas con dificultades, la reducción o supresión de las enseñanzas artísticas, porque “distraen”…

Pero necesitamos tu ayuda. Necesitamos cubrir gastos. 

Hemos abierto un proyecto de crowdfunding en www.goteo.org  una web muy comprometida en proyectos de interés social y que probablemente conozcas: http://goteo.org/project/stop-ley-wert
De una forma sencillísima puedes hacer tu aportación para AYUDAR a PARAR la LEY WERT. En la cantidad que tú decidas. Gota a gota es la mejor forma de juntar esos 3600 € para llevar adelante la campaña.
PAREMOS lo que es, en definitiva, una total supeditación de la Educación a la Economía. Si no, juzga tú mismo el primer párrafo, el que abre la Ley:
"La Educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. Su nivel educativo determina la capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.."
¿Dónde queda el fin primordial de la Educación: la formación integral del ser humano en lo físico, lo emocional, además de en lo intelectual? Relegado.
¿Dónde queda la Educación como garante de la igualdad de oportunidades, allanando las desigualdades económicas y sociales que al niñ@ le vienen impuestas en la cuna? Olvidado.

Termina la Educación. Comienza la supervivencia.

jueves, 22 de noviembre de 2012

De acuerdo, entre profesores de Historia


Los colegas de esta profesión docente tan bonita y vocacional, y también tan denostada y despreciada desde las administraciones educativas con estas políticas de recortes brutales sin que hasta hace poco les importase demasiado a amplios sectores de la sociedad; y especialmente los que impartimos la disciplina de Historia a nuestros alumnos para que puedan comprender con espíritu crítico el presente y tratar de hacerlo algo mejor, hablamos mucho sobre esta crisis económica. Nos ponemos muy pronto de acuerdo en relación a que hace unos años ninguno podíamos prever que los daños fueran tan traumáticos sobre algunos fundamentos políticos, sociales, económicos y culturales que habían servido para organizar y consolidar nuestra convivencia política. Las causas que propiciaron este cataclismo económico a grandes rasgos nos parecen claras y las compartimos -aunque en las ciencias sociales nunca nada es definitivo-, vistos los numerosos libros, estudios y artículos de opinión que al respecto se han publicado y lo siguen haciendo.
 Ninguno podíamos llegar a pensar que esta crisis económica pudiera producir un quebranto tan profundo a nuestra democracia, en la que los españoles habíamos depositado tanta confianza, teniendo en cuenta los largos años de dictadura franquista, denominada por el poeta gallego Celso Emilio Ferreira “la larga noche de piedra”. Mas la realidad desagradable asoma. Se ha extendido como un tsunami la idea del pensamiento único, sin que haya alternativa. Y sin alternativa no hay democracia. En el verano del 2009, el economista Joseph Stiglitz elaboró un informe a instancias de la ONU, que concluía “la crisis económica ha hecho más daño a los valores fundamentales de la democracia que cualquier régimen totalitario en tiempos recientes”. Y es así porque el capitalismo considera a la democracia como un instrumento de acumulación; y si es preciso, la reduce a la irrelevancia y, si encuentra otro instrumento más eficaz, la arroja al cubo de la basura de la Historia. De ahí, el profundo y lógico desencanto de amplios sectores de la ciudadanía que ya se cuestionan la utilidad de su voto.
También nos resultaba imprevisible que nuestro Estado de bienestar, construido con tantos esfuerzos y con gran retraso con respecto a otros países de Europa occidental pudiera ser dinamitado con tanta crueldad y alevosía como ahora. Con cierta ingenuidad nos habíamos creído y acostumbrado a tener para siempre unas pensiones garantizadas, una incipiente atención a las personas dependientes, una sanidad universal y una enseñanza obligatoria gratuita. Con las políticas de recortes sociales puestas en marcha por los gobernantes populares, tanto a nivel estatal como autonómico, todo este edificio de solidaridad basado en un sistema fiscal progresivo se está desmoronando. Y en el colmo del cinismo argumentan que su pretensión es salvaguardar el Estado de bienestar. Para Josep Fontana, el factor que desencadena la fase crítica, que atraviesa en estos momentos el Estado del bienestar, es la pérdida del miedo de las clases dominantes a una revuelta popular. Hasta los setenta se vivió el impulso que "permitió el reparto equitativo de sus frutos y un cierto avance de libertades". "El modelo construido en Europa como fruto de siglo y medio de luchas sociales era destruido. Ni siquiera el fascismo logró lo que ha conseguido el capitalismo".
Igualmente creíamos que un pilar básico sobre el que habíamos construido en un amplio consenso nuestra convivencia política en España era el Estado de las Autonomías, establecido en el Título VIII de nuestra Carta Magna. Con las disfunciones lógicas en su funcionamiento, como cualquier institución política, las autonomías han servido para encauzar uno de los problemas más viejos y enquistados de nuestro pasado, como es el incardinar a determinados territorios en la estructura del Estado español. Mas a pesar de ello, estamos constatando desde diferentes frentes, encabezados por el Gobierno del PP, un proceso de ataque inmisericorde e injusto a esta forma de organización política, responsabilizándola de nuestros problemas económicos, preconizando un retorno al Estado centralista, de triste recuerdo en nuestra historia. Nuestro problema de la deuda pública, estriba fundamentalmente en el sistema de su financiación a través de los bancos privados con intereses de hasta el 7%, a los que el BCE les ha proporcionado previamente cientos de millones de euros al 1%. Las comunidades autónomas son señuelos para ocultar el verdadero problema, como lo son, cuando les interesa, los sindicatos, o el gasto “excesivo” de las familias. Por ello, resulta irresponsable que una presidenta de una comunidad autónoma, plantease la posibilidad de devolver al Estado las competencias de Justicia, Sanidad y Educación, "si España lo necesita", del mismo modo que optaba por dejar en manos de los ayuntamientos los Transportes y los Servicios Sociales, todo ello para conseguir adelgazar la administración y ahorrar 48.000 millones de euros, según sus cálculos. ¡Qué ejercicio de patriotismo! ¡Anda ya! La gran mayoría de los populares no han creído nunca en el Estado de las Autonomías.
la doctrina del shockPor último, también estamos de acuerdo en constatar la impasibilidad y la pachorra de la gran mayoría de nuestra sociedad ante semejantes destrozos que van a cambiar radicalmente nuestras vidas en sentido negativo, aunque parece que por fin, amplios sectores de la ciudadanía están reaccionando, aguijoneados por unos jóvenes que hartos decidieron ocupar las plazas para expresar su descontento. ¡Ya era hora!

Cándido Marquesán Millán | Profesor de Secundaria. Zaragoza

domingo, 18 de noviembre de 2012

"No sólo de pan vive el hombre”


Publicamos hoy un texto que escribió Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931 cuando inauguró su biblioteca. Nos parece muy actual y apropiado para los tiempos que vivimos y sufrimos  de recortes en cultura y en educación, y queremos compartirlo con todos vosotros.
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta Biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. "No sólo de pan vive el hombre”. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros!
Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".

sábado, 10 de noviembre de 2012

El oficio más antiguo de la Humanidad

Hace alrededor de dos millones de años ocurrió algo insólito en los más de 3500 millones de años de historia de la vida en el planeta: un individuo comenzó a dirigir el aprendizaje por imitación de otros miembros de su especie. Es imposible saber cómo y cuándo ocurrió exactamente, pero lo cierto es que hace 1,8 millones de años los primeros humanos desarrollaron una técnica de talla de la piedra lo suficientemente compleja como para que no pudiera ser aprendida por simple imitación y requiriese el concurso de un elemento revolucionario en la historia del aprendizaje animal: el primer profesor (o profesora). La aparición del aprendizaje dirigido supuso un hito trascendental en la historia de la evolución humana pues catalizó y optimizó las capacidades de aprender y de transmitir los conocimientos en los que se basa el comportamiento inteligente. Desde entonces, el papel de los enseñantes ha sido trascendental en el desarrollo del nicho ecológico del ser humano: la Cultura.
En los fósiles humanos del yacimiento de la Sima de los Huesos, en la burgalesa Sierra de Atapuerca, se encuentran las primeras evidencias de otra de las conductas que pueden calificarse como característicamente humanas. Hace alrededor de medio millón de años, un anciano con graves dificultades para caminar y una niña con retraso en sus capacidades psicomotrices pudieron sobrevivir durante años, a pesar de su discapacidad, gracias a la solidaridad y el cariño de los otros miembros del grupo que cuidaron de ellos. Ayudar, consolar y curar se encuentran también entre las primeras señas de identidad del comportamiento característicamente humano.
Mucho tiempo después, hace alrededor de 10.000 años, los humanos fueron capaces de producir sistemáticamente alimentos, merced a la invención de la agricultura y de la ganadería. Por primera vez en la historia, se produjeron más alimentos de los necesarios y fue posible acumular los excedentes. Nacieron entonces las sociedades complejas y con ellas los primeros administradores del bien común, que pasaron a ocupar una posición destacada y a gozar de honores y privilegios. La riqueza se distribuyó de manera dispar y surgieron las castas y clases sociales. Y también apareció entonces una nueva actividad que continúa floreciente en nuestros días: el tráfico de carne humana para el trabajo, la guerra y el sexo.
Más allá de los extraordinarios cambios que han acontecido a lo largo de la historia de la Humanidad, hay algo que no ha cambiado en todo ese tiempo: no hay nada que nos podamos llevar de este mundo pero es mucho lo que podemos dejar en él. No somos otra cosa que eslabones de una larguísima cadena. Hemos recibido todo lo que tenemos de los que vivieron antes de nosotros y nuestra misión es transmitir ese patrimonio, incrementado, a los que vienen detrás. No somos los dueños de la Tierra, sino que la recibimos de nuestros padres y la tenemos en usufructo para pasársela a nuestros hijos. Como los componentes de un equipo de relevos, tenemos la misión de llevar el testigo de nuestros padres hasta nuestros hijos. La deuda de gratitud que hemos contraído con nuestros Mayores debe ser pagada, con intereses, con los siguientes.
Es el conocimiento acumulado durante cientos de generaciones el testigo que pasamos de una generación a otra. Asegurarse de que esa transmisión se realice de la mejor manera posible se encuentra entre las más graves responsabilidades de cada generación. El conocimiento no es patrimonio de unos pocos y debemos asegurarnos que llegue a todos, porque es el mejor instrumento para asegurar la igualdad y la libertad de las personas. Por ello, conseguir y garantizar la mejor educación pública posible debe estar entre las primeras preocupaciones de los administradores del bien común.
Siempre he sentido un gran respeto por las personas que llevan sobre sus hombros la importantísima tarea de dirigir la enseñanza pública y pensaba que les resultaría muy difícil conciliar el sueño si cada noche no estaban convencidos de haber hecho todo lo posible para asegurar que la mejor educación posible esté al alcance de todos. Pero últimamente, a la vista del maltrato que la enseñanza pública está recibiendo de sus principales responsables, empiezo a pensar que quizá no tengan el sueño tan ligero como yo pensaba.
De lo que no me cabe ninguna duda es de la dedicación y la profesionalidad de mis compañeras y compañeros docentes de todos los niveles, cuyo esfuerzo y vocación están constituyendo el parapeto que defiende a esa anciana y hermosa dama que llamamos Enseñanza. Para ellos y ellas, con mi respeto y admiración, un beso y un abrazo.

Extraído del Huffintong post
Ignacio Martínez Mendizábal
Profesor titular de Paleontología, Universidad de Alcalá, e investigador, Atapuerca

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lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Derribamos o no las pirámides de Egipto? Santiago Alba

Cuando hablamos de enseñanza pública tendemos a identificar “lo público” mismo con los conceptos de gratuidad, universalidad y laicismo, y estos tres rasgos, a su vez, con el protagonismo central del Estado. No es exacto. “Lo público” es más bien un principio: el de que ciertos derechos fundamentales sólo pueden garantizarse a condición de delimitar un espacio común protegido de la intrusión de los intereses particulares. 
Podemos imaginar una enseñanza semigratuita y universal y, al mismo tiempo, privada, como viene ocurriendo de hecho en España con el sistema de las escuelas concertadas; podemos imaginar una élite ilustrada educando a sus hijos en valores clasistas y, al mismo tiempo, laicos e incluso antirreligiosos; y podemos imaginar, desde luego, un Estado que pone dinero público a disposición de centros educativos de propiedad y gestión privadas.
La separación entre público y privado, que engloba todas las demás, tiene que ver, ante todo, con la definición de los sujetos de derecho. Me explico. Antes de que comenzara la crisis, los ataques a la enseñanza pública por parte de los dos partidos mayoritarios se justificaban en nombre del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos. Suena muy bien. La maternidad es una de esas maravillas milenarias cuya autonomía nos conviene a todos celebrar y respetar, dando por supuestos, a la manera rousseauniana, el amor de los padres y la seguridad de los hijos: se derivan muchas ventajas sociales 
-también para el capitalismo en crisis- del hecho de que a los niños los fabrique ese consenso afectivo privado que llamamos “familia”. Pero de la condición materna —y menos aún de la paterna— no puede derivarse ningún derecho público sobre otro ciudadano, por muy grande que sea el amor que nos une a él. Aceptar como fundamento jurídico el derecho de los padres a elegir la educación de los hijos implicaría aceptar también, en la misma pendiente lógica, el derecho de los padres a elegir para ellos la ignorancia, negándoles la inscripción en una escuela. La lucha de siglos contra el trabajo infantil, aún incompleta, no es sólo una lucha contra la explotación laboral sino contra el derecho de los padres a negar a sus hijos una educación escolar. La lucha contra el castigo físico dentro de las familias es una lucha, también todavía incompleta, contra el derecho de los padres a disponer libremente del cuerpo de sus hijos. Igualmente, la lucha en favor del conocimiento y la cultura de los ciudadanos es una lucha contra el derecho de los padres a elegir la educación de los hijos. “La libertad de elegir” evoca un principio solar, afirmativo y libertario (frente a, por ejemplo, la “obligatoriedad” de pagar los impuestos o de respetar las normas de tráfico), pero a veces es un principio no sólo engañoso sino reaccionario y hasta opresivo: la libertad sólo tiene derechos si garantiza el derecho de los que aún no pueden elegir.
El derecho a la enseñanza no puede ser en ningún caso un derecho de los padres. Entiéndaseme bien: no quiero decir que deba ser un derecho del Estado, como en la antigua Esparta o como en las inexistentes sociedades “totalitarias” de la absurda propaganda anticomunista. Quiero decir simplemente que la enseñanza es un derecho de los niños. De la misma manera que el derecho a la adopción no puede reclamarse —ni negarse— a partir de la identidad sexual del solicitante porque es un derecho del huérfano y no del que adopta, el derecho a la enseñanza no puede derivarse —ni negarse— a partir de la condición paterna de los padres porque es un derecho del niño y no de sus progenitores. No son los padres los que tienen el derecho biológico de elegir una educación particular para esos otros que son sus hijos sino, al contrario, los hijos los que tienen el derecho ciudadano, contra la voluntad incluso de sus padres, a una educación general de calidad, con arreglo a los estándares científicos de la época y en un medio protegido de todos los intereses particulares, ya sean de clase, de credo o de parentesco.
¿En qué consiste este derecho del niño? Como insiste Carlos Fernández Liria, este derecho del niño es justamente el derecho a no parecerse a sus padres, a no pensar como ellos, a liberarse de sus familias; el derecho de los niños, en definitiva, a ser ellos mismos (que es lo que quieren, por lo demás, todos los padres sensatos). Esto vale no sólo para las relaciones de parentesco sino también para las doctrinas religiosas y para los hábitos de mercado. Los intereses privados tienden a reproducirse intestinamente: los padres quieren que sus hijos sean como ellos, los católicos fabricar más católicos, la casa Nike producir consumidores estándar de sus productos. Todas las estructuras privadas, las más conservadoras y las más ferozmente dinámicas, tratan de “educar” a los seres humanos —en realidad, de adoctrinarlos o formatearlos— a la medida de sus intereses netamente reproductivos, como prolongación pura o función mecánica de su existencia. Frente a esta invasión de los intereses privados es imprescindible proteger un recinto al que llamamos público, el único espacio que garantiza la supervivencia de esas dos cosas sin las cuales ni la belleza ni la bondad ni la ciudadanía misma son posibles: el conocimiento general y la diferencia particular.
Los niños tienen derecho a ser ellos mismos; es decir, a no ser una mera repetición de sus padres (lo que a veces a todos los padres nos gustaría) ni de las creencias de sus antepasados (lo que todos los convencidos desean) ni de los eslóganes publicitarios del consumo (lo que el mercado intenta sin parar). 
Los niños tienen derecho al conocimiento: es decir, a saber más que sus padres, contra los prejuicios de las tradiciones y con independencia de si es útil o no para el mercado. Los niños tienen derecho, por tanto, a educarse en un medio no decidido ni por sus padres ni por el párroco de su iglesia (o el imán de su mezquita) ni por el director de Coca-Cola, de Monsanto o de Nestlé. ¿Decidido por quién? Por este derecho mismo, que impone precisamente el contenido. Y que impone también, en consecuencia, las condiciones. Para que se trate de un derecho de los niños y no de los padres (o de las iglesias y los mercados), la enseñanza debe ser de acceso gratuito y universal: o, lo que es lo mismo, la deben pagar todos los ciudadanos con su trabajo y debe ser obligatoria, sin excepciones, para todos los ciudadanos. No habrá verdadera enseñanza pública mientras haya, junto a ella, ignorancia e incultura, pero no la habrá igualmente mientras haya, junto a ella, enseñanza privada o —valga la redundancia— concertada. Por otro lado, para que se trate de un derecho de los niños y no de las familias, de las iglesias o de las empresas, es necesario que se ejerza además en un medio laico, en el sentido lato de un medio vacío en el que ninguna doctrina —tampoco el ateísmo— tengan ninguna autoridad pública en la aulas y, en cambio, todos los signos —cruces, velos, marcas y camisetas del Ché— tengan igual libertad privada en los recreos.
Gratuidad, universalidad y laicismo no definen lo público, pero son su condición. ¿Cuál es la única instancia que puede asegurar esa triple condición y, por lo tanto, la apertura permanente, contra todas las presiones, del medio público? A la espera de inventar otra cosa mejor, tendrá que ser el Estado. 
Esto no quiere decir —cuidado— que el gobierno, como ocurre en las dictaduras, intervenga ideológicamente en las escuelas; una dictadura, como bien recordaba Hannah Arendt, no es más que una privatización del poder en beneficio de una clase o una familia; y un poder dictatorial, por tanto, es en realidad una fuerza tan privada e intestinal como un padre, una iglesia o una multinacional. El Estado debe intervenir tampoco como todos los otros intereses privados, pero una paradoja bastante banal determina que la única instancia que puede impedir la intervención de los padres, de los curas, de los mercados y del Estado mismo es precisamente... el Estado. 
El Estado, mientras impide (o debería impedir) la reproducción de los intereses familiares, religiosos y mercantiles en el medio público, se impide a sí mismo intervenir, confiando la gestión de la enseñanza —y por eso es un medio público y no estatal— a los profesores mismos a través de un sistema de oposiciones. Como también ha explicado a menudo Carlos Fernández Liria, es ese sistema el que garantiza al mismo tiempo el conocimiento general y las diferencias particulares y ello en la medida en que pone al docente a cubierto de un despido arbitrario por causas ideológicas, como sería el caso en una dictadura y como es el caso en esos nichos de dictadura que son las escuelas privadas, donde los alumnos son clientes y los maestros trabajadores precarios. El sistema de oposiciones asegura, en efecto, la universalidad actualizada del saber y la libertad idiosincrásica, para bien y para mal, de los profesores. El derecho inalienable de los niños a la enseñanza tiene mucho menos que ver con la libertad de los padres que con la de las aulas.
Pero esta triple condición del derecho universal a la enseñanza, que depende de un sistema de libertad docente, sólo es posible si el Estado suministra los recursos necesarios para mantenerlo con vida. No es una opción. De la entraña misma de ese derecho se desprende la obligación de las instituciones públicas de eliminar cualquier obstáculo, económico, social e intelectual, que impida a un niño —como en la bellísima fábula chestertoniana de la muchacha de la melena roja— ir a un colegio con profesores libres, saber más que sus padres, sentir la intemperie de otros mundos y estudiar un insecto o un poema sin presiones ni amenazas. El cosmos y todas sus estrellas deben disponerse de tal modo que la escuela y la universidad tengan los límites del cosmos y todas sus estrellas; ejércitos, contables, políticos, comerciantes deben abrir paso a un niño malhumorado que lleva una cartera. Si los padres fuesen un obstáculo, sería un imperativo encarcelar a todos los padres; si las iglesias fuesen un obstáculo, sería un imperativo quemar todas las iglesias. Pero no nos engañemos. No son los padres, que en su mayoría quieren realmente lo mejor para sus hijos y salen hoy a la calle a defenderlos, ni tampoco las iglesias, cuyo conservadurismo defensivo se nutre entre las ruinas; son los bancos, los mercados y los gobiernos a su servicio los que amenazan la enseñanza pública; es decir, la enseñanza a secas. No es un tsunami ni un virus; es una decisión premeditada. Una decisión política. Podremos atribuirle otros pecados, pero lo cierto es que Cuba, por ejemplo, un país pequeño y sometido a bloqueo, con pocos recursos y siempre al borde de la quiebra, ante cada nueva crisis se hace la siguiente pregunta: “¿cómo podemos salvar los hospitales y las escuelas?”. 
El gobierno de Rajoy —y antes el de Zapatero—, ante la así llamada “crisis”, se preocupa, en cambio, por la supervivencia de los que la han provocado: “¿cómo salvar a los bancos?”. Cuando hablamos de “libertad de elegir”, es necesario recordar enseguida que la “libertad de los mercados” ha elegido acortar nuestra vida, empobrecer nuestra alimentación, demoler nuestra vivienda, despoblar nuestras cabezas. En relación con la enseñanza y mediante una combinación de “reformas” legislativas y recortes económicos, el ministerio de Educación ha decidido que sean los mercados, y no el derecho, los que decidan quiénes estudian y quiénes no y en qué escuela y con qué medios. Aún más: el ministerio de Educación ha decidido que sean los mercados, y no la ciencia, los que decidan el peso de una molécula o la velocidad de un electrón; y que sean los mercados, y no el conocimiento, los que decidan la vigencia de Sócrates, Heidegger o Sartre; y que sean los mercados, y no la investigación literaria y la pasión lectora, los que decidan la calidad poética de Dante, de Kafka o de Bolaño.
Muchas generaciones han luchado y a veces sacrificado sus vidas para reclamar el derecho de los niños a no ser una repetición de sus padres; y el derecho de las escuelas a liberar todas las aulas. También para reclamar el derecho de los jóvenes a redescubrir por sí mismos todos los senderos y todos los rastros de los que los han precedido; y el derecho de las universidades a conservar y revisar colectivamente, sin descanso y sin distracciones, el saber de la humanidad. Es fácil estremecerse al pensar en la reaparición de la tuberculosis y en la desaparición de los elefantes. Es fácil estremecerse al imaginar un mundo sin mar Mediterráneo o sin Pirámides de Egipto. ¿Y no nos escandalizan los que vuelan con explosivos las estatuas de Buda en Afganistán o los santuarios sufíes de Tombuctú? 
¿No nos escandalizaríamos también ante la propuesta de derribar la Alhambra de Granada o la catedral de Santiago para ahorrar dinero? ¿Consideraríamos “debatible” la reactivación del virus de la viruela o la demolición del Museo del Prado con todos sus cuadros dentro? Pues bien,una catástrofe aún mayor, cuyas consecuencias para las generaciones venideras no podemos todavía calcular, es la desaparición de la escuela y la universidad públicas. 
No llamemos “crisis”, por favor, a los talibanes que las están destruyendo premeditadamente.

Santiago Alba Rico


martes, 30 de octubre de 2012

Qué hacemos con la educación

Extracto editorial de 'Qué hacemos con la educación' (Akal), coordinado por Agustín Moreno, en el que colaboran Enrique J. Díez, José Luis Pazos y Miguel Recio.
1. La educación en tiempos de recortes 
La educación pública española, a consecuencia de los compromisos de los sucesivos gobiernos con la iglesia católica y con la patronal de la enseñanza, nunca ha llegado a romper del todo con las tres principales herencias del franquismo: segregación clasista, confesionalidad y un amplísimo sector privado costeado con fondos públicos. No obstante, se han logrado importantes avances en el desarrollo de la red pública, con un incremento notable de centros y de profesorado, bajada de ratios de alumnado por aula, ampliación de la edad escolar obligatoria, escolarización casi total desde los tres años, y mayor acceso a estudios superiores de las capas populares.
Esta línea de conquistas está siendo sistemáticamente atacada desde hace tiempo en diferentes Comunidades Autónomas por los gobiernos de la derecha, cuya ideología mercantilista y privatizadora (“menos Estado y más mercado”) quiere convertir la educación en un negocio, poniendo gran parte de los nuevos centros educativos en manos de la enseñanza privada concertada, mayoritariamente católica. Este proceso de privatización, que pretende convertir la escuela pública en subsidiaria de la privada, se ha acentuado de forma exponencial en los últimos años.
Y más ahora que, con el pretexto de la crisis, se ha abierto la veda contra la educación pública y se está aplicando todo un programa sistemático de desmantelamiento, mediante continuos recortes y estrangulamiento económico. Desde las políticas conservadoras del gobierno central y los autonómicos se ha decidido entrar a saco en ella a través de una reducción estratégica de la inversión, en términos de PIB, con el consiguiente intento de deterioro de la calidad y equidad de la educación pública española. Podemos estar, si no se detiene, ante un retroceso histórico que nos devolvería a la escuela de pobres del franquismo y, en consecuencia, a una universidad sólo para ricos.
El Real Decreto-ley 14/2012 de 20 de abril recorta 3.000 millones de euros en educación, de forma adicional a la reducción contenida en los Presupuestos Generales del Estado para 2012. Si unimos lo anterior a los más de 3.000 millones recortados en los dos últimos años, estamos hablando de un billón menos de las antiguas pesetas en inversión educativa. Así se reconoce en el Programa Nacional de Reformas presentado por el gobierno actual ante Bruselas.
Los recortes aplicados suponen además la eliminación progresiva de la educación de 0 a 3 años como etapa educativa, la práctica desaparición de la formación permanente del profesorado, la precarización de la función docente (más horario lectivo, menos retribuciones, sustitución de bajas a partir del décimo día), la masificación de las aulas (brutal aumento del 20% de la ratio alumnado-aula), junto a una reducción drástica de becas y de la oferta educativa en ESO, Bachillerato, FP y Escuelas de Idiomas, mediante un recorte del 66% en transferencias a las Comunidades.
Estos tijeretazos se suman a los que ya han hecho las propias Comunidades en años precedentes, reduciendo plantillas, salarios, gastos de funcionamiento de centros, tutorías, desdobles y apoyos, materias optativas, módulos de formación profesional, servicios de orientación o biblioteca, ayudas para adquisición de libros de texto, de comedor y actividades complementarias.
Y como corolario de todo lo anterior, una salvaje reducción de empleo público educativo. Medidas como la eliminación de horas de trabajo del docente fuera del aula para transformarlas en horas lectivas, el incremento de ratios y la reducción de la atención a la diversidad han dejado ya, o van a dejar, sin empleo a decenas de miles de profesoras y profesores interinos. Una reducción drástica y repentina que es fácil para la Administración, al haber mantenido desde hace años unas altas tasas de temporalidad totalmente injustificadas, con un profesorado competente que ha demostrado su valía y experiencia de forma sobrada y que juega una función imprescindible en las aulas para asegurar la calidad educativa.
Con estas medidas, no sólo puede incrementarse el fracaso escolar, sino que centenares de escuelas públicas serán fusionadas (especialmente en el ámbito rural), al aumentar las ratios y reducir las plantillas, mientras que los programas de apoyo y refuerzo serán laminados. Y todo ello a la vez que se han extendido los conciertos educativos, incluso en etapas no obligatorias, y se está subvencionando a familias que optan por centros privados de élite.
A lo anterior hay que añadir la asfixia económica de la Universidad pública española, que ha perdido unos 370 millones de euros desde 2010 (algo más del 5%), a lo que se suma el bárbaro recorte en Educación Superior y en I+D+i, a la par que aplican una brutal subida de tasas universitarias, aumentan las horas lectivas del profesorado universitario en un 50%, convierten la docencia en una especie de “castigo” para los no investigadores, expulsan al profesorado asociado por miles e impiden realizar ninguna convocatoria de plazas fijas en las universidades públicas.
Los ejes básicos de la nueva contrarreforma Wert, denominada Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación, giran en torno a los siguientes principios y medidas:
1º. Reducir el número de asignaturas y centrar la carga lectiva en unos contenidos mínimos y elementales, lo que en la terminología neoconservadora se llama “volver a lo básico”. Dedicar así el período de educación obligatoria a preparar mano de obra barata y flexible, dotada con unos conocimientos instrumentales básicos para acceder a un mercado laboral precario y en constante rotación. Lo que Berlusconi resumió con el lema de las tres “ies”: “Inglese, Internet, Impresa” (traducido en España, este último, por “espíritu emprendedor”). De paso, recentralizar la educación y debilitar el peso de las humanidades, las sociales y las enseñanzas artísticas.
2º Itinerarios a partir de los 12 o 13 años: en la práctica supondrá segregar, seleccionar y clasificar cuanto antes al alumnado. Se quieren sustituir los programas de cualificación profesional (PCPI), una vía para aquel alumnado con mayores dificultades de aprendizaje y que sólo se utilizaban en último extremo para dar una oportunidad de titulación con una orientación hacia el mundo laboral a los 16 años, por un nuevo ciclo de Formación Profesional Básica (FPB). Ésta se adelanta incluso a 2º de la ESO si se ha repetido. No permite titular en ESO ni da acceso directo a la Formación Profesional de grado medio. No sería una opción muy excepcional sino una vía ancha para empujar de forma masiva hacia la FPB a alumnado muy joven. Además, se empuja a estos programas al alumnado que tenga una “situación socioeconómica desfavorable”, equiparando así pobreza y poca capacidad para el estudio.
Se adelanta también la vía hacia la FP a 3º de la ESO, a través de asignaturas optativas, para que en 4º los itinerarios hacia la FP o el Bachillerato estén "bien diferenciados". Itinerarios que no conducirían a reducir el abandono y el fracaso escolar, como se pretende hacernos creer, sino a eliminar progresivamente la comprensividad y la igualdad de oportunidades durante la etapa obligatoria en educación, derivando cuanto antes a la población escolar con mayores dificultades o menos recursos hacia la FP de grado medio, convirtiéndola de nuevo en una vía de segunda categoría.
3º. La educación como una carrera constante de obstáculos y superación de pruebas y reválidas al final de cada etapa (Primaria, ESO y Bachillerato), apostando por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, frente a un modelo educativo más centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado. Así se acaba estudiando lo que se evalúa y se centra el tiempo y los esfuerzos docentes en preparar al alumnado para resolver pruebas y exámenes en todas las etapas educativas, como ya pasa en 2º de Bachillerato de cara a la selectividad y en algunas Comunidades Autónomas con las pruebas extraordinarias que se han ido poniendo en marcha. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid con las denominadas CDI (pruebas de Conocimientos y Destrezas Indispensables).Y lo que es muy grave: se hurta la competencia al profesorado (Juntas de Evaluación) para decidir la titulación del alumnado en ESO, dejando sin valor alguno la evaluación continua que se realiza en los centros educativos.
4º. El mercado es el que debe orientar la educación. Es decir, someter los centros educativos a las exigencias del mercado, especialmente a la competitividad, estableciendo pruebas externas a nivel nacional, para ofrecer una clasificación de colegios según sus resultados. Con el fin de que los “clientes” puedan comparar y elegir aquél que más ventajas competitivas les aporte a sus hijos e hijas en el futuro mercado laboral. En este mercado competitivo las escuelas se hacen más selectivas, rechazando al alumnado que presente mayores dificultades y que pueda hacer descender sus resultados y su posición en el ranking.
5º. Los incentivos según resultados o el ‘pago por resultados’. Se trata de aplicar refuerzos e incentivos a los centros, no ya en función de las necesidades del centro y de su alumnado, sino de acuerdo con los resultados que obtienen en esas evaluaciones. En definitiva, condicionar la financiación pública a los resultados obtenidos, mediante los contratos-programa u otras fórmulas similares.
También se pretenden blindar los conciertos educativos para la patronal privada. Y legalizar aquello que el Tribunal Supremo ha considerado ilegal: recibir fondos públicos cuando se segrega y separa por sexo al alumnado, algo que hacen determinados colegios ultrarreligiosos sin ninguna base pedagógica que sustente su modelo.
6º. La denominada “Nueva Gestión”. Es decir, gestionar los centros públicos según las recetas de la empresa privada, mediante una mayor autonomía financiera que requiera de fuentes de financiación privadas ante la insuficiencia de la pública. Financiación externa de patrocinadores que imponen sus logotipos y exigencias, introduciendo los intereses privados y mercantiles en la educación pública. A ello se añade la especialización de los centros para ofrecer una oferta competitiva y especializada a la clientela; así como la “profesionalización” de la dirección, como gerentes o directivos profesionales especializados en gestión empresarial y de recursos humanos de forma “eficiente” y con rentabilidad económica.
Reducir la participación de la comunidad educativa, eliminando la capacidad de decisión de los consejos escolares en cuestiones trascendentes (proyecto educativo, presupuestos, admisión de alumnos, etc.). La administración elegirá a los directores de los centros públicos, reforzando su poder en general y especialmente en la elección del profesorado; algo especialmente peligroso cuando en algunas comunidades, por ejemplo en la de Madrid, con la excusa del bilingüismo se ha empezado a contratar irregularmente a profesores de otros países al margen del sistema de acceso a la función pública que establece la Constitución Española, desplazando de forma forzosa al profesorado que forma parte del sistema educativo español.
Está claro que con esta Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación se quiere volver a la antigua ley de educación del gobierno Aznar, profundizando aún más en este proceso de privatización, segregación y desmantelamiento de la educación pública. Algo que en vez de construir la escuela del futuro, recuperaría la mala escuela del pasado (Imbernón, 2012; Angulo, 2012)
2. El derecho a la educación 
La finalidad de la educación pública
La finalidad de la educación debe responder a una serie de cuestiones fundamentales: ¿para qué se educa? ¿Qué valores debe transmitir la escuela pública? ¿Cuál es la función social que le atribuimos a la educación obligatoria? ¿Educar para el mercado o educar para la ciudadanía? La educación tiene como finalidad básica el desarrollo humano, moral, e intelectual de las personas. Ello se materializa en los siguientes principios: la universalidad o derecho de toda la ciudadanía a la educación; la humanidad o pleno desarrollo de la personalidad de todo ser humano; la civilidad al basarse la educación en los derechos y libertades fundamentales; la autonomía , para que todas las personas puedan aprender por sí mismas (Felipe Aguado, 2010).
La educación tiene que ser pública para que tenga carácter universal, y también obligatoria y gratuita, y acoger a toda la población sin distinción de origen, condición o circunstancias. Debe asegurar la igualdad en el acceso y en el desarrollo del derecho a la educación, combatiendo un fracaso escolar que afecta sobre todo al alumnado proveniente de las clases más desfavorecidas, y permitiendo la movilidad social. Por ello es fundamental su función compensadora: dar más a quien menos tiene para que supere sus dificultades y desarrolle toda su potencialidad.
En función de la prioridad que se dé a la educación, asignamos importancia, tiempo y dedicación a unos contenidos, unas metodologías y unas actividades en el aula; así priorizaremos unos objetivos, diseñaremos el Proyecto Educativo de cada centro. ¿A qué le dedicamos más tiempo y empeño en nuestro trabajo cotidiano: terminar el temario, los contenidos o estimular la convivencia, la valoración de la diversidad y el pensamiento crítico, por ejemplo? Esto condiciona toda la práctica docente.
A la hora de responder a la pregunta de para qué la educación, pedagogos como Giner de los Ríos decían que educar es preparar al joven para dirigir su propia vida. Se educa fundamentalmente para ser personas y ello pasa por desarrollar valores en el alumnado del siguiente tipo:
El amor y gusto por la cultura y el saber, independientemente de su “utilidad en el mercado”.

La pasión por seguir aprendiendo y formándose durante toda su vida.
El sentido ético para que sean hombres y mujeres con una moral bien desarrollada.
La solidaridad en un mundo que cada día va a necesitar más de esta virtud.
El sentido crítico para que puedan distinguir lo legal de lo justo, que no siempre coinciden; lo auténtico de lo falso.
La creatividad como medio de imaginar lo que aún no se ha inventado o no es posible.
La inteligencia emocional para comprender las emociones propias y ajenas.
Y en fin, que les permita crecer como seres singulares y libres y desarrollar todas sus capacidades.
Como dice Wrigley (2007), “deberíamos ser el número uno en el mundo en porcentaje de jóvenes de 18 años que están política y socialmente implicados. Mucho más importante que nuestras puntuaciones en matemáticas y nuestras puntuaciones en ciencia es la implicación de la generación siguiente en el mantenimiento de una democracia real y en la construcción de una sociedad más justa para los que más la necesitan: los jóvenes, los enfermos, los ancianos, los parados, los desposeídos, los discapacitados, los analfabetos, los hambrientos y los desamparados.” Incluso va más allá y dice: “se deberían identificar las escuelas que no pueden producir ciudadanía políticamente activa y socialmente útil y divulgar sus tasas de fracaso en los periódicos”.
La escuela es un espacio en el que se transmiten contenidos académicos, pero estos no pueden ser indiferentes para la vida, aprendidos para aprobar los exámenes y olvidados después, ni se deben orientar en función exclusiva del mercado laboral e impartirse con unas formas de organización y funcionamiento basadas en la competitividad del mundo empresarial.
Este esquema tradicional lo que provoca generalmente son problemas de rechazo, indisciplina, conflictos, fracaso y aburrimiento, endémicos de todos los sistemas educativos de los países industrializados. Parece evidente que una escuela academicista, históricamente diseñada para la transmisión homogénea de contenidos y para el tratamiento uniforme de los estudiantes, no es el marco adecuado para formar para una vida compleja y multidimensional como la actual ni para responder a la diversidad de situaciones y a la heterogeneidad de las personas (Pérez Gómez, 2004).
Hay que recordar una obviedad que puede ser olvidada: la educación no es neutra. Es decir, cada tipo de educación responde a un modelo social y político determinado. El modelo educativo tiene coherencia con el modelo social. Así pues, debe definir si se limita a reproducirlo o aspira a transformarlo. Por ello, Paulo Freire planteaba evitar una educación “bancaria” y defendía una educación liberadora.
Si el modelo social es reproducir y conservar los valores y privilegios de una sociedad clasista y competitiva, la educación estará al servicio de dicho objetivo y estratificará la población para que esa misión se siga cumpliendo. Si se concibe un modelo social de transformación de la sociedad, la escuela será también parte de ese motor de cambio. Por ejemplo, si el modelo social es un tipo de sociedad más justa, pacífica, igualitaria y científica, deberá coincidir con un modelo de escuela inclusiva, solidaria, compensatoria y laica.
Educar para convivir, para valorar las diferencias, para cooperar, para ser críticos, para ser ciudadanos y ciudadanas en una sociedad democrática, etc., no se puede convertir en algo secundario que se atiende cuando se puede. Hay que imaginar otro tipo de sociedad mejor y posible para imaginar otro tipo de escuela posible y necesaria. A la escuela pública le corresponde una función social clara: la formación de ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la sociedad con la que les ha tocado vivir, la preparación para el trabajo, la integración en la sociedad civil y el cambio social. Debe educar para la convivencia y para construir una sociedad solidaria y cooperativa. No olvidemos que el modelo educativo tiene que ver con la formación, información y sentido crítico de la ciudadanía. Y ello influirá en el grado de cohesión social y en la calidad de la democracia.
Como transmisora de información, ideas y conocimientos, la educación pública tiene que tener como atributo su carácter laico, para que sea plural ideológica y culturalmente y se base en los conocimientos científicos y no en las creencias de cada cual. El Estado no puede delegar su responsabilidad en entidades privadas ni permitir que cualquier ideología invada los límites del pensamiento científico y plantee otros fundamentos morales que no sean los derechos humanos y los valores universales.
En resumen, se trata de educar para saber, para pensar, para ser libre, para elegir y para mejorar la sociedad.